Pasó por mi mente esta noche, descansando entre diseño de páginas y hablando con RRA:
Puede ser difícil de entender. O no…
Algunos piensan que lo que no es aparentemente correcto, has de dejarlo porque, ¿quién eres tú para decidir si lo que haces está bien o mal? Ya, pero cuando el grado de exigencia contigo mismo es tan alto, los trenes de la felicidad pasan con cuentagotas. Y cuando pasan, te tienes que subir en marcha, porque el resto de destinos te parecen lejanos a tus expectativas. No se trata de recibir lo que mereces, se trata de recibir lo que quieres. Y a veces se quiere más de lo que se merece, solo que si tienes la suerte de haber conseguido (casi) siempre lo que querías, el cuento del conformismo y lo correcto no te lo puedes tragar.
Al final, la mentalidad aspiracional se abandona por falta de expectativas o por miedo al fracaso. Si no se cumple ninguna de estas condiciones, es lícito querer más, buscarlo y luchar por conseguirlo. Cuando la recompensa a esta mentalidad queda tan cerca, no tiene sentido abandonarlo por una cuestión ética o moral, aunque siempre queda la opción de minimizar los daños, siempre que sepas que el tiempo juega a tu favor.
Porque encontrar la tecla es difícil, pero más difícil es encontrarla y renunciar por el contexto.
La canción de hoy: «Fare the well, Miss Carousel» – Townes Van Zandt –
El coche de hoy: Mercedes 350 CL
[Creo que ya lo puse en otra ocasión, podría ser la primera vez que repito. Aunque pienso que era el 500 CL. En cualquier caso, si lo puse antes, me da igual. Las joyas nunca sobran].